Nuestro comportamiento va a influir en nuestra carrera profesional y en nuestro puesto de trabajo. Si somos amigos de nuestro compañeros o somos sus enemigos, somos eficaces pero a la vez arrogantes, tener una postura tóxica, somos pelotas con los jefes, ser demasiados auténticos, ponerse un careta o ir de diferentes…
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Un oficina se suele pensar que es un lugar en que nadie discute ni discrepa, se debe desconfiar, porque en este entorno no existen los paraísos, aunque tampoco se debe estar en un constante conflicto… Se puede escoger entre tener amigos o enemigos, ser demasiado auténtico o mantener una actitud falsa…
Lo mejor es decidir es convivir con los compañeros o los jefes sin llevárselo al terreno del odio, adoptar una actitud tóxica, una actitud arrogante, ser amigo de quien manda, buscar ante todo a las buenas personas y no a las eficaces, es decir, dejarlo a la suerte.
Lo mejor es ser auténtico pero sin excederse
Entra dentro de nuestra actitud y no tanto de nuestra aptitud lo que determinada nuestra profesionalidad y no tanto nuestra credibilidad. Para empezar, podemos escoger entre ser auténticos o ponernos una carera para nuestra vida profesional.
En una época en la que innovar es determinante, ser uno mismo se impone cada vez como un requisito. Pero se auténtico no implica ser totalmente transparente ni decir lo primero que se nos pase por la cabeza.
Debemos intentar expresar y decir lo que piensa y siente, buscando la forma y el momento para expresarlos. Cuando no nos ponemos una careta y mostramos nuestras emociones, podemos resultar agresivos, pero también corremos el riesgo de todo los contrario, es decir, resultar falsos, porque no existe coherencia entre lo que decimos y lo que sentimos.
¿Qué es mejor tener amigos o ser enemigo?
Existe gente que piensa que nunca se prosperará en nuestro lugar de trabajo si no se tiene amigos. En realidad, tener buenos amigos en nuestro lugar de trabajo seguramente que va incrementar nuestra satisfacción profesional. Además quien tiene un mejor amigo en el trabajo, se suele comprometer y engancharse más en el puesto de trabajo.
Aquellos profesionales que impulsan la amistad en su empresa y organizan actividades sociales en lugar de trabajo tienen más posibilidades de promocionar. Los profesionales altruistas que reportan a la empresa una satisfacción laboral determinante se suelen estar más enganchados por su actividades y suelen ser más productivos.
Por tanto, se trata de realizar redes de relaciones que nos permitan tomar las mejores decisiones y contar con apoyo cuando lo necesitemos. Cuanto más amplia sea nuestra red de amigos dentro de la empresa, mayor será nuestra influencia y resultará más fácil tener acceso a proyectos e información.
Después de esto nos podemos plantear si es beneficioso tener enemigos en la empresa. En cierto modo, aunque pueda parecer absurdo, la respuesta es sí. Lo mejor es huir de los entornos laborales que se de un consenso excesivo ya que se cae en la mediocridad.
Nos debemos plantear el concepto ‘frenemy’, que se refiere a las personas, colegas que pueden denominar ‘eneamigos’, con los que tenemos vínculos de amistad, pero sus acciones y desempeño son nocivos para nosotros. Dicha amistad implica una cierta carga de autodestrucción pero, a pesar de todo, ser amigo de un rival o competidor siempre resulta más inteligente.
Por lo tanto, es lo que se conoce como ‘coopetencia’, que es la implicación con quien está en la misma batalla y nos lleva a encontrar proyectos y situaciones en las que se puede colaborar, y en las que todos ganan. Algunas personas suelen construirse sus propios enemigos, y existen empresas que optan por crear rivales internos para incentivar la competencia desde el interior.
¿Existen los buenos conflictos?
Todo esto tiene que ver con las relaciones de trabajo y de allí surgen los conflictos. Que de haberlos, los hay. No se trata de que no existan los conflictos, sino de aplicar la mejor manera de resolver las situaciones de discrepancias, porque esto hace que los enfrentamientos se conviertas en algo positivo.
Estas situaciones nos sacan de nuestra zona de confort, porque la comunicación que implica termina siempre en una toma de decisiones, y genera en la empresa más creatividad e innovación. Por tanto, se debe huir de los entornos laborales en los que se da un consenso excesivo, y de colegas y jefes que muestren sesgos pactistas.
¿Es bueno la eficacia con la arrogancia?
Es tu actitud y no la aptitud la que determina nuestro nivel profesional. Te verán mejor o peor, pero lo importante no es si somos una estrella, sino cómo nos relacionemos con los demás y, de paso, con nosotros mismos.
Existen dos maneras de realizarlo, a través de la arrogancia o a través de la humildad. La segunda manera suele tener que ver con nuestra capacidad para conocer nuestras virtudes y limitaciones. La primera manera no nos conviene, porque nos aleja de la realidad y nos hace que nuestras decisiones sean cada vez más pobres y peores.
Por tanto, puede que seamos el mejor en alguna faceta, pero debemos evitar que eso vaya acompañado de endiosamiento, y que acabemos generando una realidad paralela en la que quedemos bloqueados.
¿Es bueno que vayamos de originales?
Algunas personas se creen que lo que vende es que sean originales, diferentes, rocen la rareza, excéntricos o que hagan poses para llamar la atención la gente. En realidad, no vale sólo con generar expectativas si no que se aporte de verdad un valor.
Por tanto, nos debemos plantear si nuestra imagen que se ha creado nos hace mejor profesional y puede brindarnos más oportunidades en nuestro puesto de trabajo. Ser un poco distintos nos puede beneficiar en determinadas situaciones sociales y profesionales. Aunque no se trata de ser diferentes respecto a los demás, sino de conseguir que nos perciban como alguien un poco mejor en algo que nuestra competencia.
¿Existen límites a la convivencia dentro de la empresa?
La gente no se va de las empresas, sino la mayoría de las veces de los jefes. Por esto, si se trata de cómo influir en la forma en la que nos relacionamos en nuestro trabajo, y cómo está en nuestra carrera profesional, cabe ver dónde están los límites de tolerancia, no sólo por nuestros superiores, sino también respecto a nuestros compañeros de trabajo que nos puede hacer la vida imposible.
Existen varias estrategias para aguantar, pero también para sacar provecho de cualquier situación:
- Si la persona nos influye de manera negativa, reinterpreta la situación y debemos convivir con ella. Desde el respeto y con la máxima empatía., podemos tratar de entender al compañero que nos hace la vida difícil.
- No caer dentro de la acción-reacción. Buscar intereses y valores por encima del otro y de nosotros. Tratar de ser justos y leales con la empresa, con los otros y con nosotros mismos. Encontrar valores superiores y procurar responder cooperando.
- Es primordial sentirnos respetados y valorados por los compañeros, pero también por nuestros jefes. Debemos saber diferenciar las relaciones personales de las profesionales. Es necesario no caer dentro del amiguismo, a pesar de que fuera del trabajo podemos mantener una estrecha relación profesional e incluso de amistad.
Siempre nos queda en la duda si de verdad es sensato decir a nuestro responsable que pensamos realmente de él. Siempre hablar con sinceridad extrema a nuestro responsable tiene que ver con la asertividad, que es la capacidad decir lo que pensamos y sentimos. Tenemos que evitar los conversaciones tóxicas y hacer que la queja sea concreta, porque el objetivo es que cambien las cosas, y lo que nos molesta deje de hacerlo.
Raúl Jaime es profesor en IEBS Business School en varios programas Máster, emprendedor de Empresa Formación y profesional del sector de finanzas. También investiga sobre la creatividad e innovación en la empresa.