Los periódicos y las revistas, ya sean los clásicos en papel como sus versiones online, cuentan cosas; lo de ‘dar las noticias’ queda reservado para los breves, pequeñas píldoras informativas que se sirven como listado de acontecimientos del día y que resultan de fácil consumo y breve digestión.
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Este es un punto importante porque es también la explicación del abrazo al storytelling por parte de muchos periodistas: vivimos deprisa instalados en una sociedad de consumo, nuestro ritmo y nuestra actitud no cambia en su esencia cuando nos acercamos a un periódico y al final llegamos a un punto de ‘periodismo de consumo’, casi de usar y tirar en cuanto a que la noticia de hoy, de ahora, dentro de una hora o pocas más ha muerto, carece ya de todo interés.
Otra cosa es que esa noticia se arme, se encuadre, se cuente… porque, si bien la noticia será la que sea y su grado de actualidad va marcado en su esencia y contenido, todo ese armazón, encuadre y enfoque en el que se la integra le da información, sentido y vida. Un ejemplo fácil: la información relativa al número de asistentes a una feria de la moda tiene tanta vida como la propia feria, a lo sumo un día más, en cambio si relacionamos ese dato con el equivalente de otros eventos o de esa misma feria en ediciones anteriores nos dará tendencias y su actualidad se prolonga en el tiempo.
Y es que las noticias se cuecen para luego contarse y, al contarlas, se enriquecen… a no ser que estemos hablando de breves, de actualidad, rapidez, consumo… de nacer hoy para morir ayer.
El relato periodístico resulta además el ejemplo más evidente a la hora de hablar de la credibilidad que debe tener toda historia hilada alrededor de una firma, porque enriquecer una noticia o una historia no puede ser nunca inventar ni mentir, es sumar, es el súmmum del acto de informar, y puede, cómo no, llegar su corrección lingüística a coquetear con el lenguaje literario pero sin perder nunca su enfoque informativo y eficaz porque contar una noticia no es nunca, no debe ser al menos, novelar.
Cierto es que el periodismo sensacionalista, que va mucho más allá de la prensa rosa y amarilla, ha llegado a confundir los términos y casi pervertir el relato periodístico pero no es ese tipo de historia ni relato al que nos referimos sino al real, al relato periodístico de calidad, ese que encontramos a menudo en los diarios del domingo y en algunas revistas.
¿Qué podemos aprender del relato periodístico? esencialmente su eficacia como medio para comunicar e informar.
Y si a la eficacia del relato periodístico le sumamos el encanto del relato literario (enlazar ‘hilando relatos… relato literario’)… comenzamos a imaginar un entorno más que atractivo y apetecible para nuestro propio relato…
En todo caso, hay mucho más que aprender de los relatos periodístico y literario empezando, sin ir más lejos, por leer periódicos, revistas y cuentos… Y hay también otras formas de contar, otros tipos de relatos que iremos descubriendo.
Berta Rivera es una filóloga que trabaja en ventas, relata en loff.it, escribe un blog (ahora vergonzosamente desactualizado) y cuenta cuentos al caer la noche por esas cosas de la maternidad. Me declaro fan de la creatividad aplicada a la vida, a las pequeñas cosas y a la comunicación… porque las cosas no se dicen, se cuentan.
Hola Berta,
me parece una iniciativa muy buena, siempre da gusto leer una historia bien contada sea o no sea real.
Estaré atenta a tus cuentos ¡un saludo!
Mar del Rey
Escribir es muy fácil, pero hacerlo de forma amena y que capte la atención de la gente no lo es tanto. Lo mejor es hacer algún curso o formación que permita adquirir estos conocimientos: os recomiendo, por ejemplo, que si os gustan los deportes hagáis el máster que he hecho yo en Barcelona, en la UIC, que permite adquirir una base de géneros periodísticos y de muchos otros aspectos.
Albert