Todos tenemos sueños, incluso el más pragmático de los hombres, el que vive más pegado a la realidad y al suelo tiene sueños; soñar es algo inherente al ser humano y lo que soñamos, al menos lo que soñamos despiertos, suele ser lo que anhelamos; a veces se trata de quimeras absurdas que nos arrancan sonrisas, ideas irrealizables por mil motivos, otras veces los sueños son más posibles y a veces incluso se cumplen pero, si es así, si los hacemos realidad, no tardaremos en tener nuevos sueños porque soñar es como respirar, no podemos dejar de hacerlo.
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Claro que si pretendes vender un producto o un servicio con un ‘haremos tus sueños realidad’ tendrás que darle mucho cuerpo al lema porque sino lo único que recibirás a cambio de su grito es la incredulidad ajena. Además, no es necesario que prometas sueños cumplidos porque, curiosamente, la gente no siempre quiere cumplir sus sueños, al fin y al cabo, si los cumple, tendrá que inventar unos nuevos y a veces uno se acomoda a sus sueños y no quiere dejarlos ir ni tan siquiera por haberlos cumplido… por no hablar de los que son de todo punto irrealizables.
Pero lo que sí quiere todo el mundo es acariciar los sueños y dejarse acariciar por ellos, lo que todos queremos es soñar y vivir, vivir y soñar… Nos gustan las historias que van en consonancia con nuestros sueños, las que nos acercan a ellos y nos hacen sentirlos; y nos gustan las historias que nos hacen sentir… las que nos hacen sentir felices, importantes, generosos, buenos… las que despiertan lo mejor de nosotros y también las que dan unas migas de alimento a nuestro ego porque, reconozcámoslo, todos tenemos ego, algunos más grande de lo conveniente, otros más pequeños y los hay que incluso lo tienen de un porte razonable pero, al fin y al cabo, todos hemos de dar sus miguitas de alimento a ese pequeño alien que es tan yo como yo mismo.
Si tocamos los sueños y rozamos al ego tendremos la atención de su dueño, una atención que nos llega ya seducida por la emocionalidad de nuestra historia y, por eso, me atrevo a aventurar que tras las historias y los sueños… vienen las ventas.
Obviamente no hablamos de secuencias lógicas, de magia, ni de reglas de tres, hablamos de emociones y de historias, de personas, de sueños y de egos y precisamente por eso ¿qué mejor herramienta que una que se integra en nuestra emocionalidad de forma cuasi perfecta? Y en todo caso… ¿qué mejor escenario de venta que aquel al que los compradores asisten con la emoción ya seducida, ya rendida a sus propios sueños y sus egos por la vía y el camino de nuestro relato?
Berta Rivera es una filóloga que trabaja en ventas, relata en loff.it, escribe un blog (ahora vergonzosamente desactualizado) y cuenta cuentos al caer la noche por esas cosas de la maternidad. Me declaro fan de la creatividad aplicada a la vida, a las pequeñas cosas y a la comunicación… porque las cosas no se dicen, se cuentan.
Berta, me encanta tu post de hoy, me parece que estamos en la línea de los sueños. Ya lo dijo Che guevara “Seamos realistas, soñemos lo imposible”. Y es que no hay nada como soñar, y llegar a lo soñado. Y para eso, hay que perder los miedos. Y desde luego a abrir nuevos caminos. En mi caso soy escritora, y en los últimos cuatro años, he probado todo, desde editoriales, hasta Amazon, y creo que no hay nada mejor que dejar migas de pan, para que el que venga detrás le resulta más sencillo el camino.
Te dejo mi post de hoy que va mucho con los sueños. Espero que te guste y lo disfrutes como yo con el tuyo. Un abrazo Berta y todos los seguidores de bloguismo
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