Mi madre, mujer curtida en mil batallas y que como tantas otras de su edad tuvo que vivir la Guerra Civil y el período de Post Guerra, solía decirme y aún todavía con 82 años lo sigue haciendo, que lo barato sale caro.
© drubig-photo – Fotolia.com
Esta reflexión, profunda y algo cañera para empezar el año, me viene después de leer algunas noticias publicadas sobre empresas españolas y algunas multinacionales del lujo que han decidido por uno u otro motivo que dejan de fabricar en China y vuelven a sus orígenes aquí en Europa.
Por favor, no me malinterpretéis, Dios me libre de quitar el negocio al pueblo chino… pero esto no es como la muerte de Chanquete, esto se veía venir, era previsible que en algún momento nos despertáramos y nos diéramos cuenta que era demasiado bonito para ser verdad, que lo que costaba 50 € no podía de repente costar 2… podía ser algo parecido, algo casi idéntico; pero lo mismo lo mismo, no.
Hace años cuando iniciamos todo esto de las Redes Sociales, del amiguismo constante y del buen rollito continuo en pos de ganar adeptos para la causa, nos lanzamos cual Chuck Norris en Walker Texas Ranger a la conquista de cualquier cosa que oliera a follower, me gusta, +1 o como lo queramos llamar.
La verdad es que no sé quién fue el primero que nos “hizo ver” que todos estos nuevos miembros de nuestra chupipandi iban a ser clientes nuestros, que daba igual el dinero que invirtiéramos en ellos en formato concurso, regalo o lo que fuera, si su imagen aparecía en nuestro Facebook o si eran un número más dentro de nuestro club de Followers en Twitter. Al final el tiempo ha demostrado que la mayoría no es ni será nunca cliente nuestro y que si lo es, probablemente el coste de adquisición será más alto del que nunca nos hubiéramos pensando… quizás no económicamente, pero si a nivel de recursos (humanos) invertidos.
Porque si, amigos, llegó un momento donde de repente nos cargamos las bases del Marketing que el señor Kotler y tantos otros nos habían metido entre pecho y espalda y dejamos de pensar en el producto, en la distribución, en el precio… ya todo daba igual… estaban con nosotros, eran nuestros “amigos”… dejamos de argumentar como profesionales, llevamos el campo de batalla a un entorno de diversión donde daba igual que vendiéramos tecnología que empanada de pulpo gallega… acordaros (porque todavía las hay) ponencias donde “grandes expertos” nos explicaban como ganar followers y ser guays guays guays…
Y de eso no hace tanto…
Esto, independientemente de que con el tiempo a más de uno le ha costado el cargo y, evidentemente, el “me gusta”, tuvo también su reflejo en otros aspectos relativos al entorno online como el asunto del que solemos tratar en estas páginas, la Medición.
Sí, es cierto, porque la ola de chupipandis que nos había abducido nos llevó a medir cosas y establecer métodos de medición que no eran correctos.
Así, alguien nos dijo (y nosotros nos creíamos) que había que medir followers, sin ni siquiera saber y entender si esos seguidores eran clientes, potenciales clientes o aspirantes a Miss Universo.
Siguiendo la misma línea, hubo iluminados que pensaron (y nosotros aceptamos) que las opiniones de nuestros clientes las podíamos resumir en positivas, negativas o neutras, como si el cliente no hablara de en otros términos y con mayor nivel de detalle de su experiencia con nuestra marca.
Algunos también nos hicieron creer (y nosotros creímos a pies juntillas) que había una serie de ONGs llamadas herramientas gratuitas que nos iban a dar resultados precisos y adaptados exactamente a lo que nosotros necesitamos.
Y si, también algunos nos enseñaron (y esto lo aprendimos de maravilla) a tirar balones fuera, no coger el toro por los cuernos y ver que estábamos midiendo (y viviendo) un mundo irreal construido sobre pilares de humo.
Y todo ello sin respirar, con el influjo de la luna, del oso panda de Wisconsin y del jilguero de Cuenca…
…claro, hasta que los resultados han dictado sentencia
Esos resultados que nos han puesto a cada uno en nuestro sitio y que han hecho que ahora estemos en un momento en el que rehuimos las Redes Sociales como aquellos que todavía conservan una camiseta de Figo del Barça… y tampoco es eso, sería totalmente injusto no ver el potencial que hay detrás (INFORMACIÓN).
Mi objetivo con esto que os cuento es más simple: sólo quiero que este aviso-recordatorio para navegantes sea el cierre de esta serie de artículos ya que este será mi último post por un tiempo.
Después de casi un año con vosotros he querido que tanto este como el último post del 2013 fueran un pequeño resumen de todo lo que hemos hablado durante estos meses, con el simple objetivo de que recordéis lo que al menos para mí es lo más importante de lo que he aprendido durante estos últimos años trabajando la medición con nuestros clientes.
Espero que os haya ayudado en vuestro trabajo el leer esta serie posts. Para mí ahora es tiempo de refrescar ideas, seguir innovando en sistemas de medición que ayuden a empresas e instituciones a ser más productivas y, en definitiva, seguir haciendo de la medición una herramienta clave en las decisiones de las organizaciones.
Gracias a todos, de corazón… ha sido todo un placer estar con vosotros, leer vuestros comentarios y ver como compartíais todos los capítulos que he ido publicando… al final, después de todo este tiempo, esto es lo que uno se lleva y lo que le hará probablemente volver más pronto de lo que creéis…
Un abrazo y… Let´s make some Buzziness©
Valentín Hernández es socio Director de la consultora Guidance y co-creador de MyObserver una evolución en los métodos de medición y control de la reputación digital, que orienta el análisis al establecimiento de estrategias para conseguir resultados tangibles, y del concepto Buzziness una nueva forma de entender los estudios de mercado a través de Internet, tomando como fuente de información los comentarios, informaciones y opiniones de la red. Valentín acaba de presentar la segunda herramienta desarrollada bajo el concepto Buzziness, MyO.